lunes, 20 de diciembre de 2010

La Uña-Ventaniella y Caldas de Luna-Cirbanal

Este fin de semana se dio bien en cuanto a la práctica montañera y social se refiere.

El sábado, después de varias llamadas de reclutamiento, Fran, Siri, Dobra y yo decidimos hacer con nieve esta ruta que habíamos hecho ya en verano con el intento de subir a Peña Ten en aquella ocasión y que no pudo ser porque Dobra todavía tenía poca soltura con las rocas.

El caso es que, después de pisar alguna docena de huevos por el camino, los cuatro magníficos, llegamos a La Uña con intención de llegar hasta el puerto de Ventaniella y disfrutar de un día de monte con nieve.

Salimos por el PR LE-20 y las predicciones meteorológicas en las que nos basamos acertaron de lleno. Daban nieve la noche del viernes y despejado para el sábado así que aunque había un poco de nieve en la carretera desde el desvío hacia Tarna, por Señales estaba la cosa peor según nos comentaron después nuestros amigos del Triatlón León con quién compartimos hora del bocata, se llegaba bien y por la pista los 5 cm. de nieve aproximadamente caídos por la noche, hicieron que la ruta prestara aún más si cabe.

Decidimos llevar las raquetas colgadas en la mochila por si eran necesarias arriba, peso que subimos innecesariamente, y comenzamos el camino dejando el bosque de Valdosín a la derecha, fuimos subiendo gozando con la nieve y el día.

Que diferencia de hacerlo en otoño sin nieve y con nieve. No parece el mismo recorrido.

Fran nos enseñó la lápida de J.Y.V. de 1920 y más tarde en el bar nos contaría la historia el que fue durante 40 años guarda de la zona y ahora dueño del único bar de La Uña. Esta historia la cuenta Siri en su blog así que no la repito.

Seguimos hasta la el límite con Asturias, donde los rebecos, creo, intentaban pasar desapercibidos para los cazadores que había en los valles cercanos. Con nosotros estaban seguros, sólo practicamos la “caza fotográfica”.Con el tema de los cazadores me hierve la sangre así que ya me explayaré otro día.

Fuimos hasta el límite provincial, vimos las vistas asturianas y nos dimos la vuelta al encuentro de Juan Ramón, Justo, Conchi y Mila que también estaban haciendo la misma ruta.

Fuimos a uno de los chozos rehabilitados a comer el bocata con unas vistas maravillosas y bajamos todos juntos charlando y cambiando impresiones. Café e historias en el bar de La Uña y vuelta a casa.



El domingo, Siri había quedado con los de su club para ir a darse una paliza en la bici, así que Dobra y yo decidimos quedar con los suegros para ir de monte.

Queríamos subir La Cirbanal desde Caldas de Luna. Pronto pasamos por la carretera que bordea el pantano, que aún tenía una mezcla de hielo, nieve y escarcha pero que se circulaba perfectamente y llegamos sin novedad a nuestro lugar de comienzo. Aparcamos frente a la iglesia y nos encaminamos paralelos al arroyo de Pincuejo. Después de que unos mastines intimidaran un poco a nuestra pequeñina comenzamos a subir desde el comienzo. Cada uno a nuestro ritmo y Dobra al de todos, fuimos saltando de camino en camino zigzagueando ganando altura. Pasamos la horcada y nos deja ver el asombroso valle de Pincuejo, donde al fondo se ve el collado de Buéis, hacia donde nos dirigimos. Vamos caminando por la ladera izquierda sin perder mucha altura, pero no metiéndonos mucho por los escobos que son más grandes que Dobra. Ahí, antes de llegar al collado primer error. Subir recto hacia la cima.

En la subida, nos encontramos con escobos, nieve dura, algo de hielo, roca y trepadas. Pobre Dobra. Ella y yo fuimos subiendo a veces empujándola, a veces en brazos otras con ayuda de Jesús y Mercedes de brazos en brazos. A veces lloriqueando, pero pasó rápido y llegamos sin más complicaciones a la cima. Bueno allí la cresta estaba un poco helada, pero eran unos pocos metros y llegamos. Eso sí no estuvimos en la cima ni dos segundos, soplaba un viento helador y bajamos hacía el collado a ver si por este lado no había tanto hielo. Un poco sí había.

Dobra y yo bajamos delante para no interrumpir porque Dobra se cree que todos los palos son suyos. Después de unos instantes de tensión, porque Dobra cuando se resbalaba se ponía nerviosa y no venía cuando la llamaba para bajarla. Aquí con la táctica de ir bajando con ella, agarrándola por el collar ella por la nieve y yo por las rocas fuimos bajando. Vaya carreras se metió cuando llegamos a nieve blanda. Supongo que sería para soltar el stress que tenía en la bajada y la alegría de llegar donde se manejaba y bueno porque ahí le dí la comida. Jesús y Mercedes fueron bajando poco a poco sin tanto stress. Espero que a Dobra no le entre miedo después en el monte por esta situación, aunque después en la bajada iba delante y detrás toda feliz como siempre.

Otra vez los cazadores por los valles de al lado. Este fin de semana un cazador herido en Zamora el otro uno muerto en León. Pero que peligro tienen algunos…

La bajada a partir de aquí la hacemos siguiendo lo más posible los jitos. Bajando hacia la izquierda al atravesar el collado, pasando el arroyo con mejor suerte para unos que para otros y llegando por la pista que lleva al balneario y que más tarde se bifurca hacia las brañas de Caldas y Brañilin.

Café en La Magdalena y vuelta a casa a descansar para empezar una nueva semana de curro.
Hasta pronto.

Salud,

2 comentarios:

Siridia dijo...

Pisando huevos ehhhh???? te refieres a conducir dentro de la legalidad????se nos ha olvidado contar que para los más borachos hay un cargamento de cervezas en el chozo de Ventaniella...
Pobre Dobra en la cirbanal....
un beso

SONIA dijo...

Un fin de semana bastante intenso... No te preocupes, que creo que Dobra, a pesar de los miedos y lloriqueos, se lo pasa como una enana, ¡como vosotros!

Un abrazo!!